CIENCIA

GENERADOR DE AIRE PARA SUBMARINOS

INVENTADO POR EL ESPAÑOL ADRIÁN ÁLVAREZ RUIZ.

En octubre de 1932 se hizo una prueba de este invento, un aparato para producir aire por tiempo indefinido y utilizando agua, que además, expulsaba el dióxido de carbono.

El artefacto fue probado en el lago de la Casa de Campo en Madrid, siendo su inventor, la persona que se introdujo en el artefacto, permaneciendo cinco horas sumergido en dicho lago, tiempo durante el cual enviaba a la superficie mensajes en el interior de bolsas de celuloide creadas por el mismo, con la intención de tranquilizar a las autoridades y numerosos curiosos.

Se sabe que el invento tuvo posteriores mejoras y que en el año 1934 fue presentado formalmente por Adrián Álvarez (1884-1950), en las oficinas de patentes de París y Londres.

El invento tuvo repercusión internacional y apareció en diversas publicaciones extranjeras, aunque nunca llegó a materializarse.

Un periódico de la época, narraba así la noticia:

EL OBRERO ADRIÁN ÁLVAREZ TRIUNFA EN LAS PRUEBAS DE SU TANQUE SUBMARINO

En el lago de la Casa de Campo realizó el domingo nuevas pruebas con su tanque submarino el obrero ferroviario Adrián Álvarez Ruiz.

A las once de la mañana entró el inventor en su aparato y se realizaron las maniobras precisas para sumergirse en el lago. El aparato tardó cuarenta minutos en desaparecer de La superficie.

Adrián Álvarez, desde el interior del tanque, lanzó a la superficie pelotas de celuloide, que contenían mensajes dedicados a su excelencia el presidente de la República, al Gobierno, al Ayuntamiento y a la Prensa.

Asistieron a la prueba, en representación del Ayuntamiento, los concejales compañero Muiño y señor Arauz, el ingeniero señor Pradillo y el arquitecto señor Álvarez Naya. En previsión de cualquier accidente, dispuso el Ayuntamiento que en los alrededores de la Casa de Campo se instalara una ambulancia sanitaria y un servicio de bomberos.

Cuando el tanque llevaba sumergido cinco horas y media, la Comisión dio por terminada la prueba, estimando que el tiempo de inmersión era suficiente para demostrar la eficiencia del aparato.

Al salir a flote el inventor fue acogido con aplausos delirantes por el numeroso público que allí se había congregado.

Con estas satisfactorias pruebas ha quedado plenamente demostrada la eficacia del generador automático de aire por tiempo indefinido.

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