ESPAÑA

LA CRUZ DE SAN ANDRÉS

Cada 30 de noviembre se conmemora a Andrés el Apóstol, uno de los primeros apóstoles de Jesús y hermano de Pedro. San Andrés fue martirizado en Patras (Grecia), tras convertir al cristianismo a miles de personas. Enterado de esto, el procónsul romano de la ciudad ordenó la detención de Andrés, quien fue llevado a su presencia. El proconsul le ordenó que abandonase el cristianismo y que hiciera sacrificios a los dioses paganos, a lo que San Andrés no solo se negó, sino que intentó convertir al procónsul. En vista de la situación el proconsul decidió dar un castigo ejemplarizante a San Andrés y ordenó que fuese crucificado hasta la muerte, tras ser desnudado y azotado en público. El procónsul especificó a los verdugos que no perforaran sus piernas con clavos como se hacía, sino que las atasen, para que así tardase más tiempo en morir. San Andrés estuvo dos días agonizando hasta que falleció, sin dejar de predicar a los seguidores que se acercaban.

Crucifixión de san Andrés, por Juan Correa de Vivar, 1540

Desde entonces, se ha simbolizado a San Andrés con una cruz en forma de aspa, tal y como fue martirizado. Algunos países y muchas regiones y ciudades de Europa adoptaron a San Andrés como Patrón del lugar, siendo una de ellas la región católica de Borgoña, en Francia. En octubre del año 1496, el entonces Duque de Borgoña, se instaló en España para casarse con Juana de Castilla, llamada la Loca, que era hija de los Reyes Católicos. La unión era el resultado de una serie de pactos entre los Trastámara y los Habsburgo para contrarrestar el poder creciente de Francia.

Juana no era la mayor de los hijos de los Reyes Católicos, por lo que no era heredera a ningún trono cuando se casó con Felipe de Borgoña, pero, tras las muertes de los infantes Juan e Isabel que eran los herederos, la siguiente en la línea sucesora era Juana, por lo que su esposo Felipe se convirtió en el rey Felipe I de Castilla, llamado el Hermoso, mote puesto por su suegro el rey Fernando I de Aragón.

Como la guardia personal de Felipe I portaba como bandera de Borgoña la cruz de San Andrés, poco a poco esta se fue introduciendo primero en los castillos y fortalezas y posteriormente en los barcos. En tierra, esta bandera, blanca con la cruz de Borgoña en rojo, ondeó quizá por primera vez como insignia española en la batalla de Pavía en 1525 (aunque las aspas rojas eran lisas, sin nudos), y es la más característica de las utilizadas por los tercios españoles y regimientos de infantería de la Monarquía hispánica durante los siglos XVI, XVII, XVIII y comienzos del XIX. 

También se utilizó en los barcos, castillos y puertos de todo el imperio español, siendo durante 250 años la bandera española hasta 1785.

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