NAVEGANTES Y EXPLORADORES

CELESTINO MUTIS

José Celestino Bruno Mutis y Bosio (Cádiz, 1732 – Santa Fe de Bogotá, 1808) fue un sacerdote, botánico, geógrafo, matemático, médico y docente de la Universidad del Rosario, en Santa Fe de Bogotá, lugar donde reposan sus restos. Impulsó la realización de La Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, una importante expedición científica en el virreinato de Nueva Granada que, actualmente comprende los países de Colombia, Ecuador y parte de Venezuela.

Celestino Mutis nació en Cádiz y en aquella ciudad y en Sevilla estudió medicina y cirugía. Tras finalizar los estudios, trabajó durante cuatro años en el hospital de Cádiz, hasta que se trasladó a Madrid al ser nombrado suplente de la cátedra de Anatomía del Hospital General de Madrid. En la metrópoli comenzó a interesarse por la botánica, profundizando sus estudios en el que posteriormente se convirtió en el actual jardín botánico de Madrid.

Con 28 años de edad, en 1760, es nombrado médico personal del virrey de Nueva Granada, por lo que se traslada a Cartagena de Indias y nada más desembarcar, se enamora de la naturaleza de aquella región americana. Mutis en seguida se percató de la necesidad de crear una gran enciclopedia que reuniese la riqueza natural de la geografía, la flora y fauna con la intención de beneficiar la explotación de la minería, la agricultura, la medicina, las industrias, el comercio y por supuesto los aspectos políticos y humanos. Durante dos años seguidos, Mutis estuvo enviando detallados proyectos a Madrid pero su propuesta quedó perdida en el laberinto burocrático.

Retrato de Celestino Mutis

Ante el silencio administrativo, Celestino Mutis se dedicó a ejercer la medicina en Santa Fe de Bogotá, a dar clases en los colegios y se ordenó sacerdote. Como profesor se mostró como un acérrimo defensor de las teorías de Copérnico y también de las de Isaac Newton y fueron difundidas por él en la Cátedra de Matemáticas y Física del Colegio del Rosario entre 1762 y 1766. Estas enseñanzas modernas fueron la base de la formación de una juventud renovadora, como muestran sus apuntes para la docencia, permitiendo a la vez un adecuado estudio de la Medicina, que necesitaba de estas ciencias.

El primer logro en la vida de Celestino Mutis sucedió en 1782. En aquel año se desató una dura epidemia de viruela en Santa Fe de Bogotá y enseguida Mutis puso en marcha numerosas medidas de salubridad en la ciudad, junto con una campaña de vacunación. A instancias de un anciano sacerdote investigó el uso de cepas debilitadas de la enfermedad inoculadas en personas sanas y, dada la incredulidad de la gente, hizo el experimento en sí mismo, introduciendo, a través de un pequeño corte, una muestra purulenta de un enfermo. Inoculó también a algunos de sus alumnos y a 36 niños enfermos del orfanato San Juan de Dios. Al cabo de unos días ni él ni sus discípulos habían enfermado y en los niños empezaba a apreciarse la mejoría. Esta prueba convenció a unas mil personas, que accedieron a probar el método y sobrevivieron por ello. El éxito de la campaña convenció también al virrey, quien estableció decretos para sistematizar las vacunaciones en situaciones de epidemia.

Esta impresionante labor científica de Celestino Mutis tuvo repercusión en Madrid y al año siguiente, en 1783, el rey Carlos III aprobó su añorada expedición científica, nombrando director de la misma a Mutis. Comenzó así una peregrinación de sabios de muy diversos campos hacia Nueva Granada. Para ampliar la capacidad geográfica de la expedición, Mutis delegó en varios científicos a quienes encargó la exploración de varias zonas.  Francisco José de Caldas recorrió las actuales tierras de Ecuador durante cuatro años, regresando a Santa Fe de Bogotá llevando un amplio herbario. Fray Diego García recorrió el Alto Valle del Magdalena, llegando a la zona de los Andaquíes, en la actual Colombia. Su colección incluyó una amplio muestrario de fauna y geología. A su vez, Juan Eloy Valenzuela y Mantilla, que había sido subdirector de la expedición durante su primer año, fue comisionado a Santander (Colombia).

Mapa del Nuevo Reino de la Nueva Granada

Mientras sus delegados recorrían las enormes extensiones de jungla y montañas de Nueva Granada, Celestino Mutis instaló su centro de operaciones en San Sebastián de Mariquita, con la intención de estudiar alternativas a la amalgamación con el mercurio para la extracción de plata, ya que en aquel lugar había varias minas de ese preciado metal que estaban sin explotar. Es casi seguro, que la importancia que dio Mutis a este lugar, tuviera que ver con la necesidad de conseguir una rentabilidad económica a la expedición para satisfacer a la corona y evitar que algún día la expedición dejase de ser subvencionada, pues esta fue la más costosa expedición de las que había habido hasta ahora y la más costosa en el momento.

Mina de plata en Mariquita

Pero Mutis no solo se centró en la minería. Durante una de sus exploraciones comenzó a ensayar las propiedades curativas de la quina, que hizo objeto de su estudio y comercialización. Útil contra las fiebres, fue un éxito su uso contra el paludismo. Llamada “quina” o “cascarilla”, fue estudiada por Mutis en sus aspectos botánicos, agrícolas, comerciales y médicos. Señaló las especies fundamentales de quinos, con cuatro especies activas en medicina; hizo hincapié en los efectos y hablaba de propiedades febrífugas, además de las balsámicas, astringentes y antisépticas. Sus resultados fueron difundidos a ambos lados del Atlántico; Historia de los Árboles de la Quina. La primera parte del libro se ocupaba de los errores que los médicos cometían con la quina; la segunda trataba del modo de conocer las especies, con sus virtudes y la preparación, llevaba un apéndice del editor. En ella, distinguía las cuatro especies por su anatomía, caracteres organolépticos, técnicas analíticas y propiedades; prescribía distintas fórmulas, dosis y administración; y, por su sabor amargo, recomendaba preparaciones y mezclas de varias quinas con otros productos, que como el agua, la miel y el azúcar facilitaban su utilización en la clínica. La tercera parte se interesaba por las propiedades terapéuticas y por la administración de este producto en distintas patologías.

Mutis comenzó a promover su cultivo pero pronto comenzaron los problemas con el cultivo descontrolado y especialmente con los contrabandistas. Celestino Mutis se muestra partidario de limitar el cultivo para evitar la deforestación en los montes de Loja y Cuenca (actual Ecuador). Para evitar el contrabando y controlar la quina administrada en hospitales y boticas, Mutis propuso que el comercio de la planta se realizase mediante estanco, es decir, monopolio estatal. Por desgracia, tras varios años de enfrentamiento con algunos miembros del alto funcionariado, los planes de Mutis no fueron aceptados y la venta de la quina siguió siendo de libre mercado. Al menos si consiguió que el cultivo se limitase a los montes de Loja. Tras el varapalo a su plan, Mutis se centró en la elaboración de láminas de las especies naturales.

Árbol de la Quina

Ante el enorme trabajo que suponía el dibujar todas y cada una de las especies de plantas recolectadas, Mutis creó una escuela de dibujo. Se buscaron pintores quiteños a través de la Real Audiencia de Quito. Quería Mutis pintores jóvenes, obedientes y piadosos, a los que pudiera imponer su estilo y sus normas de vida y trabajo de nueve horas diarias. Los eligió entre los veinte y los treinta años, que manejaran el pincel al óleo y los introdujo en la pintura al temple sobre papel. Los dibujos eran al natural sobre completos ejemplares, cuidando su recolección y conservación. Se buscó siempre usar los colores de los vegetales de la tierra. Se recogían las ramas cargadas de flores, con anatomía de las partes de la fructificación, al pie.

Otra importante labor de Celestino Mutis fue la recopilación de vocabularios y gramáticas indígenas que realizó, auxiliado por los religiosos Diego de Ugalde y Anselmo Álvarez. El cosmógrafo de Indias Juan Bautista Muñoz aportó una relación de los papeles de idiomas de indios. Gracias a ellos se recopilaron las gramáticas chibchamosca y saliba y el diccionario de lengua achagua. Son, en conjunto, un verdadero tesoro dentro de los fondos americanistas de la Real Biblioteca y un ejemplo del interés hispano por preservar para el futuro uno de los elementos capitales de las culturas indígenas, su lengua.

La Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada​ se prolongó durante 25 años, hasta 1808, fecha de la muerte de Celestino Mutis. Fue decisiva para el desarrollo de la cultura y la investigación en Nueva Granada, especialmente en la región que hoy es Colombia.

Fragmento de carta a Carlos III informando sobre los avances en la expedición

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