CIENCIA

JUAN DE HERRERA

Juan de Herrera fue un arquitecto, matemático, geómetra y militar español, considerado uno de los máximos exponentes de la arquitectura renacentista hispana. Como figura del Renacimiento, se interesó por diferentes ramas del saber y manifestó un espíritu aventurero y un afán de novedades. Su participación en algunas de las campañas militares de Carlos I en Alemania, Flandes e Italia confirma su talante.

Su obra arquitectónica más importante es el monasterio de El Escorial, que Herrera acabó en 1584 tras reorganizar el proyecto original de Juan Bautista de Toledo. Su sobrio estilo arquitectónico, llamado herreriano en su honor, fue representativo del reinado de Felipe II e influyó en la arquitectura española posterior, principalmente a lo largo del siglo XVII.

Juan de Herrera nació en Roiz, Cantabria, en el año 1530 en una familia acomodada, pero la familia le despreciaba por haber nacido fuera del matrimonio. Su padre falleció cuando tenía tres años y a los catorce abandona el hogar familiar y su Cantabria natal y es enviado a la Corte para servir como paje del futuro rey Felipe II, entonces un joven príncipe. En 1548, acompañó a Felipe integrado en el séquito de nobles personajes ilustrados del humanismo y las ciencias. Embarcado en una gran flota desde Barcelona hasta Génova, viajaron por el Milanesado y Europa Central durante tres años, hasta encontrarse con el emperador Carlos en Bruselas en 1551.

Tras regresar a España, en 1553 decide enrolarse en los Tercios y en Italia participó en varias campañas militares, llegando a tomar parte en el cerco de Siena y posteriormente en Flandes, en la toma de la villa de Renty. Tras curtirse en la guerra durante estos años, pasa a formar parte de la guardia personal del Emperador Carlos, a quien acompañó más tarde a su retiro en Yuste hasta su muerte en 1558. En diciembre de aquel año se celebraron en Bruselas las honras fúnebres por el Emperador, presididas por su hijo, Felipe II y en cuyo cortejo participó Juan de Herrera llevando las bridas del caballo del reino de Aragón.

Juan de Herrera

El primer trabajo arquitectónico de Juan de Herrera es el Palacio Real de Aranjuez. Felipe II quería una casa de campo a las afueras de Madrid, por lo que encargó la construcción a Juan de Herrera en la villa de Aranjuez. El palacio construido por Juan de Herrera era mucho más pequeño que el actual, el cual fue ampliado a principios del siglo XIX.

El siguiente trabajo artístico de Juan de Herrera está firmado en 1562, coincidiendo en los años que acompañó al hijo de Felipe II durante su estancia en la Universidad de Alcalá de Henares. Este primer trabajo son las ilustraciones de una copia del antiguo tratado de astronomía del Rey Alfonso X el Sabio, conocido como Libro del saber de la Astrología.

Sin duda la obra más inmortal e importante de Juan de Herrera es el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Aunque la obra fue encargada al arquitecto Juan Bautista Toledo en el año 1563, Juan de Herrera fue nombrado ayudante del arquitecto, debido a los amplios conocimientos que tenía de matemáticas, de ingeniería y su habilidad como delineante para los planos de la obra. Fue su trabajo principal de aprendizaje, que acrecía acompañando al maestro en sus visitas a las distintas obras reales que se hacían en Madrid, como el Alcázar, los Jerónimos o el monasterio de las Descalzas Reales.

A la muerte de Juan Bautista Toledo en el año 1567, cuando se hace cargo Juan de Herrera del proyecto, la obra del Escorial no estaba más que empezada por la zona oriental, en la que se ubica el convento de los Jerónimos y estaba más o menos a un tercio de su altura. Lo primero que hizo Juan de Herrera fue cambiar la disposición de la basílica, la traza de la fachada y amplia en general todos los planos, creando un diseño basado en la horizontalidad, la uniformidad compositiva y una austera decoración.

Además de estos importantes cambios en los planos iniciales, Herrera propició el empleo de elementos auxiliares en la construcción que hicieron la obra más racional y económica, para satisfacción de Felipe II, como cuando diseñó el inmenso conjunto de cubiertas empizarradas del edificio con los novedosos chapiteles de estilo flamenco que el rey se empeñó en importar de Flandes. Estas y otras medidas consiguieron ahorrar tres cuartas partes del tiempo de la construcción, que finalizó en 1584. Pero antes de finalizar el trabajo, Felipe II ya había recompensado a Herrera nombrándole arquitecto real y subiéndole el sueldo, mediante una Cédula de octubre de 1575 que terminaba así:

“…y porque teniendo consideración a lo bien y al cuidado con que lo ha hecho, y el que se espera, de aquí adelante, y a su mucha suficiencia y habilidad, le hacemos hecho merced como por la presente, de acrecentarle otros quinientos cincuenta ducados de salario, a cumplimiento de ochocientos ducados”.

El Escorial en obras

Juan de Herrera no solo trabajó en El Escorial durante los años que duró la obra, sino que tuvo tiempo para trabajar simultáneamente en otros proyectos encargados por Felipe II, como la fachada sur del Alcázar de Toledo y la Casa Consistorial de la misma ciudad. En la Villa de Madrid realizó el panteón de las Descalzas Reales en Madrid, el Puente de Segovia y la Casa de la Carnicería Nueva de la Plaza Mayor. Hizo, además, el claustro de la catedral de Cuenca y diseñó la Lonja de Mercaderes de Sevilla, el actual edificio del Archivo de Indias.

Posteriormente, el proyecto más ambicioso al que se enfrentó Juan de Herrera, fue el que le encargó Felipe II en 1589; la Catedral de Valladolid. Concebida como la catedral más grande de Europa, no pudo ser finalizada en su totalidad debido a los gastos provocados por la difícil cimentación del templo, situado en un gran desnivel.

El 15 de enero de 1597, tras haber perdido primero a su esposa y después a la única hija que tuvo con ella, Juan de Herrera falleció en su casa de Madrid.

Dejaba en su nutrida biblioteca de más de cuatrocientos volúmenes de Filosofía, Aritmética, Geometría, Gramática, Astronomía, Hidráulica, Artillería, Mecánica, Fortificaciones y treinta libros de Arquitectura. Testimonio elocuente de su pasión por el conocimiento científico multidisciplinar, Juan de Herrera fue un gran arquitecto que creó un estilo propio de aplicación de la pureza de las normas grecorromanas a los edificios. Su figura ha pasado a la historia muy ligada a la del rey, sin el que tal vez no habría sido el que fue, pero tampoco sin su obra, y, sobre todo, sin su Escorial estaría completa la imagen de la Monarquía que creó Felipe II.

Fachada principal del Real Monasterio de San Lorenzo de el Escorial
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