HISPANOAMÉRICA

LA FUNDACIÓN DE CONCEPCIÓN

Aunque siete meses antes ya se había delineado la ciudad, no fue hasta que comenzó la construcción de la catedral, el 5 de octubre de 1550, cuando Pedro de Valdivia hizo el acto fundacional de la ciudad de La Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo, en casi el centro geográfico del Reino de Chile. La fundación de la ciudad fue el resultado de una batalla entre los indígenas araucanos (mapuches) y una coalición hispanoindígena formada por los conquistadores españoles de Pedro de Valdivia e indígenas yanaconas.

La primera noticia del emplazamiento de la nueva ciudad ocurrió en septiembre de 1544, cuando el capitán Juan Bautista Pastene, a bordo de su barco el San Pedro, arribó a su costa. Era en la desembocadura del rio Biobío, en una bahía a la que se llamó Bahía Concepción. Marcada la posición por el capitán Pastene, Pedro de Valdivia se dirigió por vía terrestre a la zona, durante la conquista de Chile, pero al llegar fueron atacados por los guerreros araucanos (mapuches), en la llamada Batalla de Quilacura, el 11 de febrero del año 1544, en la que fuera la primera batalla de la llamada Guerra de la Araucanía ó Guerra Arauco. En una de sus cartas, Pedro de Valdivia relata así la batalla:

«… A once de hebrero [febrero] del dicho año, partí e [y] caminé hasta treinta leguas, que era la tierra que nos servía y habíamos corrido; pasadas diez leguas adelante, topamos mucha poblazón [población], y a las diez e [y] seis, gente de guerra que nos salían a defender los caminos y pelear, y nosotros corríamos [recorriamos] la tierra, y los indios que tomaban los enviaba por mensajeros a los caciques comarcanos, requeriéndolos con la paz. Y un día por la mañana salieron hasta trescientos indios a pelear con nosotros, diciendo que ya les habían dicho lo que queríamos, y que éramos pocos y nos querían matar; dimos en ellos y matamos hasta cincuenta, e [y] los demás huyeron.

Aquella misma noche, al cuarto de la prima, dieron sobre nosotros otros siete o ocho mill [mil] indios, y peleamos con ellos más de dos horas, e[y] se nos defendían bravamente, cerrados en un escuadrón, como tudescos: al fin dieron lado, y matamos muchos dellos[de ellos] y al capitán que los guiaba. Matáronnos [Nos mataron] dos caballos y [e] hirieron cinco o seis y a otros tantos cristianos. Huídos los indios, entendimos lo que quedaba de la noche en curar a nuestros caballos y a nosotros; y otro día anduve cuatro leguas e [y] di en un río muy grande, donde entra en la mar, que se llama Biubíu [Bio Bio] que tiene media legua de ancho.

Y visto buen sitio donde podía poblar y la gran cantidad de los indios que había, y que no me podía sustentar entrellos [mantener entre ellos] con tan poca gente; y supe que toda la tierra, desta [de esta] parte e [y]  de aquella del río, venía sobre mí, y, a sucederme algún revés, dejaba en aventura de perderse todo lo de atrás, di la vuelta a Santiago dentro de cuarenta días que salí dél [de el], con muy gran regocijo de los que vinieron comigo e [conmigo y] quedaron a la guarda de la ciudad, viendo y sabiendo teníamos tan buena tierra cerca y tan poblada, donde les podía pagar sus trabajos en remuneración de sus servicios».

Pedro de Valdivia. Carta de 15 de octubre de 1550

Jerónimo de Vivar, otro español que participó junto a Valdivia en la conquista de Chile, relata así la batalla:

«… E toda esta gente traía a su cargo un capitán que se llamaba Malloquete, de parte de un gran señor que se llamaba Andalién, el cual le había mandado que viniese a pelear con nosotros y que no dejase la guerra hasta dar fin a todos los cristianos, o morir sobre la defensa de la entrada de su tierra, lo cual amonestaba con buenas razones este Malloquete a los indios que se le iban. Y viendo que no aprovechaba todo lo que les decía ni podía decir, dejó ir hasta cuatro mil indios y dijo que con seis mil indios que le quedaba, que eran los escogidos, matarían a todos los españoles y cumpliría con el mandato de su señor.

Tenía el general asentada su ranchería e alonjamiento encima de una loma, que de una y otra parte pasaba dos quebradas agras. Y acaso la luna era de cinco días, y púsose el primer cuarto, y acabado de se poner, dieron los indios en los cristianos tan sin temor, como si muchas veces lo hubieran usado, dando grandes alaridos como lo usan, que demostraban ser cincuenta mil indios. Saliéronles al encuentro cuatro españoles, que se decían Alonso de Córdoba y Joan de Gangas y Gaspar Orense y Joan de Cepeda, que eran de ronda con sus espadas y rodelas y morriones, y detuviéronles su furia. Y en el entretanto salió el general con los demás españoles y pelearon animosamente, estando en su escuadrón cerrado los indios tan fuertes como si fueran tudescos.

Duró esta batalla gran pieza de la noche, y al fin fueron los indios rompidos y muertos el capitán Malloquete y hasta doscientos indios. Ellos mataron dos caballos e hirieron doce españoles. Vencida la batalla, quedando como quedaron por señores del campo, los españoles curaron los heridos».

Jerónimo de Vivar. Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, Capítulo LXVI

Diezmados por la batalla, no le quedó más remedio a Pedro de Valdivia que regresar a Santiago, pero cuatro años más tarde, en 1550, Valdivia regresó con una fuerza de 200 españoles y 300 indios yanaconas, aliados de los españoles. Los araucanos (mapuches) observaron el avance hispano por el territorio y los emboscaron a orillas del rio Biobío, cuando los españoles comenzaban a construir canoas para cruzar el río. El ataque dio resultado a los mapuches, pues habían perdido el miedo a los caballos, tras la sorpresa inicial de 4 años atrás cuando los vieron por primera vez. La coalición hispanoindígena retrocedió hasta una zona pantanosa llamada Andalién, en la que al anochecer plantaron el campamento, protegiendo tres de sus cuatro lados por pantanos. Al caer la noche, los 10.000 guerreros araucanos se lanzaron al ataque, pero gracias al cuello de botella creado por los pantanos, el ejército hispanoindígena pudo contener el ataque mapuche. Casi 50 años después, un cacique mapuche le contó a un jesuita español aquella batalla, que había llegado a sus oídos mediante la tradición oral:

...lo atacaron más tarde en el fuerte de Penco, pero entonces, dicen, aparecieron unos moscones azules y los espíritus abandonaron a nuestros antepasados, y una estrella cayó en el campo de batalla y los winkas (españoles) aprovecharon el presagio que paralizaba a los mapuches para penetrar en sus filas y matar a muchos

El capitán y cronista Pedro Mariño de Lovera, que participó en la batalla, lo cuenta así:

«Mui regocijados, y triunfantes quedaron los cristianos, con esta memorable victoria y mui obligados a dios nuestro señor y a su gloriosa Madre y Señora nuestra, por haber ganado tal empresa por la invocación suya; y por esta causa habiendo de fundar alguna ciudad en aquella tierra que iban conquistando, fueron todos de parecer que tuviese de nombre la Concepción. Y para esto echó los ojos el gobernador al sitio mas apacible y limpio de enemigos, y juzgó por el más cómodo un lugar que está en la provincia de Penco, junto a la bahía de mar muy hermosa…Habiendo pues caminado dos leguas y llegando al sitio que está dicho, puso en ejecución su deseo, edificando una pequeña ciudad con el título de la concepción de nuestra señora ayudándole no poco a ello los indios de la comarca, que venían a sujetarsele atemorizados de la batalla pasada…»

Pedro Mariño de Lovera. Crónica del Reino de Chile, apartado 32

Escudo de Armas de Concepción. Concedido por el emperador Carlos V en el año 1552

Unos días después de la batalla de Andalién, Pedro de Valdivia y sus hombres llegaron finalmente a la Bahía Concepción, donde junto al mar, estableció el campamento donde iba a surgir la ciudad de Concepción. Era un campamento rodeado de un muro de troncos de árboles a modo de fortín donde protegerse del ataque de los araucanos. El día 3 de marzo se trazó el plano de la ciudad y se repartieron los solares, pero unos días después, el día 12 de marzo, aparecieron miles de guerreros araucanos con sus corazas de cuero dispuestos al asalto. Valdivia ordenó al capitán Jerónimo de Alderete salir con 50 hombres a caballo para atacar a la vanguardia mapuche y así lo hizo, infringiendo gran cantidad de bajas entre el enemigo, que terminó siendo víctima del pánico y retirándose en desorden, lo que provocó más bajas y prisioneros araucanos.

El día 20 llegó el capitán Pastene (¿se acuerdan?, el navegante que había localizado la Bahía Concepción unos años antes), al mando de dos barcos repletos de herramientas, víveres, hombres, pólvora y otros utensilios. La llegada de ambos barcos fue recibida con gran júbilo por parte de los hombres de Valdivia, testigos del nacimiento de la línea marítima entre Valparaiso y Concepción.

El 5 de octubre de 1550, en plena primavera austral, se hizo el acto fundacional de La Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo, una de las más importantes ciudades de Chile.

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