TERCIOS DE FLANDES

EL SOCORRO DE GOES

1572 Países Bajos Españoles. Durante la que a posterior será conocida como La Guerra de los Ochenta Años, la ciudad de Goes está bajo asedio por una horda de holandeses protestantes, luteranos alemanes y anglicanos ingleses. La ciudad católica está defendida por 150 españoles y 25 valones liderados por Isidro Pacheco, quienes, a pesar de la inferioridad numérica llevan varios meses resistiendo los duros embates de los sitiadores. El enemigo con su fanatismo y sed de poder, tiene cercada la ciudad como lobos hambrientos. Las provisiones escasean y la muerte acecha en cada esquina en las largas y frías noches, en las que los aullidos del viento se confunden con los lamentos de los heridos. Los niños, con sus ojitos llenos de miedo, miran suplicantes. Los ancianos, con sus rostros surcados por las arrugas de la vida, recuerdan la importancia de defender nuestra fe y nuestras tradiciones. Pese a la dificultad del momento y para contrarrestar la escasez de víveres, nuestras tropas hacen salidas nocturnas para atacar y robar comida de los campamentos enemigos.

Pero el paso del tiempo ha debilitado enormemente a las fuerzas defensoras que necesitan refuerzos con urgencia; la caída de Goes pondría en peligro a la cercana ciudad de Middelburg y, por ende, a la causa española en los Países Bajos. El Duque de Alba, máximo representante de Felipe II en la región, lo sabe y encarga la difícil misión a Sancho Dávila, gobernador de la ciudad de Amberes, quien a su vez moviliza al Tercio de Cristóbal de Mondragón.

Cristóbal de Mondragón

Al estudiar la situación geográfica de Goes y su entorno, Sancho Dávila y Cristóbal de Mondragón pronto se dan cuenta que el socorro a Goes por mar es imposible, pues el enemigo tenía desplegado en la costa unos 50 barcos que para ser neutralizados haría falta organizar una flota en un tiempo del que no se dispone. Por tierra también se hace complicado, pues la ciudad está ubicada en una isla rodeada por dos brazos que forma el río Escalda, antes de su desembocadura en el mar del Norte. Por el poco desnivel del Escalda, la zona es una llanura permanentemente anegada y expuesta a las mareas del mar y a las corrientes del río. Cuando la marea baja el río tiene entre metro y metro y medio de profundidad; cuando sube puede llegar a tres metros.

Mapa de la isla donde se encuentra la ciudad de Goes, en Zelanda

En esta compleja situación se encuentra la operación cuando hasta la tienda de Cristóbal de Mondragón llega un capitán flamenco llamado Plomaert acompañado de dos vecino de Goes a quienes el asedió sorprendió fuera de la ciudad y conocedores de los alrededores del terreno. Aseguran ambos la posibilidad de vadear el río aprovechando las horas de marea baja.

Es la noche del 20 de octubre de 1572 y la tensión es palpable. Cristóbal de Mondragón reúne a los 3.000 hombres de su Tercio y se adentran en el río, cada uno cargando sus armas, pólvora y provisiones sobre sus cabezas. En un silencio sepulcral comienzan a vadear el río Escalda durante 15 kilómetros hasta llegar a las puertas de Goes, en una maniobra audaz y peligrosa.

El agua está helada y cubre hasta el pecho. La marcha es dura y apenas pueden sentir las extremidades, hundiéndose en el fondo lodoso, soportando el oleaje y las corrientes de la desembocadura del río. Sin embargo, la determinación en el Tercio de Mondragón es determinante en cada paso, cuidadosamente calculado para no alertar a las fuerzas enemigas. Después de quince kilómetros de esfuerzo agotador y coincidiendo con los primeros rayos del amanecer, tal y como se había planeado, el Tercio de Mondragón llega al campamento de los sitiadores. La sorpresa es total; los enemigos no saben de donde han aparecido como por arte de magia los españoles. 

Tercio de Mondragón vadeando río

A medida que el sol sube, la confusión entre los asediadores se hace evidente. No esperaban un ataque de esta magnitud, y mucho menos a esta hora del día. Los Tercios españoles, aprovechando el caos, avanzan como un vendaval. Las fuerzas enemigas comienzan a retroceder, incapaces de mantener su  posición frente a la fiereza del ataque La retirada de los asediadores es rápida, derrotados y humillados, huyen despavoridos, dejando atrás un rastro de muerte y destrucción. Se ha logrado lo que parecía imposible; Goes está a salvo, y con ello, también la estratégica Middelburg. La valentía y el ingenio de los Tercios Españoles han vuelto a demostrar que, incluso en las circunstancias más desesperadas, nunca debemos subestimar el poder de la determinación y la estrategia.

Mientras el humo se disipa, la ciudad celebra su liberación tras una noche que será recordada en los anales de la historia militar. El Socorro de Goes no es solo una victoria; es un testimonio de lo que podemos lograr cuando actuamos con valentía y propósito, sin importar las adversidades. Los soldados, aunque exhaustos, sienten una profunda satisfacción y orgullo por su hazaña. Han escrito una página gloriosa en la historia de los Tercios Españoles, y han mostrado al mundo que la lealtad y el coraje pueden triunfar incluso en las situaciones más desesperadas.

Este día quedará grabado para siempre en la historia. El socorro de Goes es un testimonio de la fe, el valor y la determinación de los hombres. Hemos demostrado al mundo que la libertad y la religión no se conquistan con la fuerza bruta, sino con la espada de la justicia y la protección de Dios.

Bandera del Tercio de Mondragón

La importancia estratégica de Goes

Más allá del heroísmo individual y la fe religiosa, el socorro de Goes tuvo una importancia estratégica crucial. La ciudad, situada en una posición clave, era una pieza fundamental en el tablero de la Guerra de los Ochenta Años. Su caída hubiera supuesto un duro golpe para el dominio español en los Países Bajos y habría animado a los rebeldes.

El legado de Goes

El milagro de Goes se convirtió en un símbolo de la resistencia española y de la fe católica. La historia de los Tercios españoles, y en particular de Mondragón, se transmitió de generación en generación, inspirando a nuevos soldados a defender la causa de la monarquía hispánica.

Reflexiones sobre el pasado y el presente

Hoy, siglos después de aquellos acontecimientos, seguimos admirando la valentía y la determinación de aquellos hombres que defendieron sus hogares y su fe. El espíritu de Goes nos recuerda la importancia de la libertad, la unidad y la resistencia frente a la adversidad.

«Entre otras hazañas memorables y dignas de eterna memoria, se verán aquí aquellas dos nunca assaz loadas: que esta nación y las demás por dos vezes, con escuadrón formado del modo que se pudo, vadeó el mar océano desde tierra firme a las Islas de Zeelanda, de noche y con frío, por distancia de dos leguas, con agua a los pechos, a la garganta y a ratos más arriba, por donde algunos se anegaron en ella; y llegados de la otra parte, hambrientos, desnudos, mojados, tiritando de frío, cansados y pocos, cerraron con los enemigos, que eran muchos más en número y estavan hartos, armados y descansados y atrincheados, y los hizieron huir a espadas bueltas.»

Bernardino de Mendoza

error

AYUDA A DIFUNDIR