EL SUBMARINO DE ISAAC PERAL
Isaac Peral y Caballero (Cartagena, 1851-Berlín,1895) fue un científico, marino y militar español, inventor del primer submarino torpedero a propulsión eléctrica y funcional, conocido como el submarino Peral. Poco imaginaba Peral que su maravilloso invento le iba a traer tantos problemas.
Antes de construir su invento, Isaac Peral como militar de la Armada Española, participó en la guerra de los Diez Años en Cuba y en la Tercera Guerra Carlista, por lo que fue condecorado. También destacó en trabajos y misiones de carácter científico. Escribió un «Tratado teórico práctico sobre huracanes», trabajó en el levantamiento de los planos de un canal en Simanalés (Filipinas) y en 1883 se hizo cargo de la cátedra de Física-Matemática de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada.
Durante su puesto como profesor en la Escuela Naval de San Fernando en Cádiz, pudo sacar tiempo para desarrollar su idea de un submarino eléctrico mediante baterías con un sistema para disparar torpedos bajo el agua. Sus principales problemas iniciales fueron la falta de financiación para desarrollar y poner a prueba los modelos y la falta de apoyo oficial.
Tras varios experimentos y obtener apoyo de superiores, Isaac Peral presentó su idea al Estado Mayor de la Armada Española en septiembre de 1885. La idea del invento llegó a oídos de la reina regente María Cristina. El submarino fue botado el 8 de septiembre de 1888. El submarino medía 22 m de largo, 2,87 m de ancho y desplazaba 85 toneladas en inmersión. La propulsión se obtenía de dos motores eléctricos de 30 caballos cada uno que recibían la energía de una batería. El submarino tenía capacidad para disparar tres torpedos. Contaba con un periscopio, un sofisticado aparato que permitía al submarino navegar en inmersión a la profundidad deseada y todos los mecanismos necesarios para navegar en inmersión hacia el rumbo deseado. El submarino tenía una autonomía de 66 horas y un radio de acción de 511 km.
Las pruebas técnicas dieron buenos resultados, pero le denegaron permiso para efectuar la prueba más importante y decisiva; navegar sumergido el estrecho de Gibraltar, desde Algeciras hasta Ceuta. A pesar de lo cual, demostró en las pruebas que podía navegar en inmersión con el rumbo y la profundidad deseadas en mar abierto. Además, demostró que podía atacar, sin ser visto, a cualquier buque de superficie, incluso de noche. La Comisión Técnica nombrada al efecto avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia. Sin embargo, oscuros intereses nunca aclarados motivaron que las autoridades del momento desecharan el invento y alentaran una campaña de desprestigio contra el inventor, al cual no le quedó más remedio que solicitar la baja en la Armada e intentar aclarar a la opinión pública la verdad de lo sucedido.
Convertido en empresario, consiguió fundar varias empresas relacionadas con la energía eléctrica, llegando a fundar la Compañía Termoeléctrica en Manzanares (Ciudad Real). En 1895, Isaac Peral se trasladó a Berlín para ser operado de un tumor cerebral, pero tras la operación contrajo una meningitis que le provocó la muerte.
Todavía es un misterio la campaña de desprestigio y ridículo que sufrió Isaac Peral tras presentar su fantástico invento. Los motivos por los cuales las autoridades españolas de la época rechazaron el submarino es un misterio y hay varias hipótesis. Fueran las que fuesen, no existe en la historia de la ciencia moderna ningún parangón con otro inventor capaz de desarrollar un invento tan relevante como el submarino de ataque.
El 3 de noviembre de 1913 se ordenó su desguace, sentencia que no llegó a ejecutarse.
En 1917 entró en servicio el primer submarino de la Armada Española, era un submarino de patente británica. El submarino Peral se encuentra en la actualidad en el Museo Naval de Cartagena.
