TERCIOS DE FLANDES

CUANDO ESPAÑA ATACÓ EL VATICANO

El Saco de Roma
Otro sorprendente capitulo de la Historia de España. Corría el año 1527 y el tablero de juego era Italia. Por un lado, España controlaba Nápoles, Sicilia, Cerdeña y además tenía fuertes alianzas con el duque de Saboya, con los Médici florentinos, con los Farnesio de Parma y con los Doria y los Spínola genoveses. En el otro lado Francia tenía Milán, Saboya, muchas amistades en Florencia y Génova y encuentros armados con España en Nápoles… Y en medio de todo esto el Papa Clemente VII.
La política del Vaticano  ha sido muchas veces enrevesada y a tenor de los cronistas españoles de la época, la del Papa Clemente lo era demasiado por sus intereses con los enemigos de España en la entonces fragmentada Italia. Tantos eran que pese a que Francia había firmado con España un Tratado de no intervención en Italia (fruto de la derrota francesa en la Batalla de Pavía), convenció al rey Francisco I de Francia para romper dicho tratado y unirse a Venecia, Florencia, Milán y al propio Papa para echar a los españoles de Italia. Pero los tentáculos del Emperador Carlos I de España y V de Alemania eran alargados y sus agentes mantenían bien informado al Emperador de la conspiración Papal.
El primer movimiento de Carlos fue entablar conexión con el cardenal Pompeo Colonna quien estaba abiertamente enfrentado al Papa Clemente, ya saben, esas viejas rencillas vaticanas. A todo esto, Hungría sufrió en aquel verano una fuerte invasión Otomana, obligando al Rey Luis II de Hungría a pedir ayuda al resto de países cristianos para evitar la derrota. El Emperador Carlos escribió al Papa Clemente para poner una pausa en sus diferencias y acudir en socorro de los húngaros pero el Papa no quiso participar en tal asunto y al poco tiempo el ejercito húngaro sucumbió al embate otomano, falleciendo el propio Luis II en la batalla. Una vez más, la amenaza del islam llegaba a las puertas de Viena mientras el Papa Clemente estaba más ocupado en echar a los españoles de Italia que a los turcos de Europa. Aquel detalle del Papa hizo ver al Emperador Carlos que Clemente no era trigo limpio y había que poner fin a tan irresponsable representante de Dios.
El primero en avisar personalmente al Papa Clemente que la paciencia del Emperador estaba agotada, fue el embajador español Hugo de Moncada a quien el Papa no trató en consideración e hizo caso omiso de la advertencia y para avivar aun más el fuego, ordenó un ataque contra las tropas españolas en Nápoles. Agotadas las vías diplomáticas, no quedaba más remedio que aplicar el plan B, que no necesitaba de un embajador.
Se dispuso un ejercito formado mayoritariamente por protestantes alemanes que entraron en Roma furiosos porque llevaban varios meses sin cobrar y dispuestos a cobrar en saqueo lo que no habían cobrado en nomina. En las mismas escaleras de acceso a la Basílica de San Pedro arrollaron a la Guardia Suiza del Papa, dando muerte a todos a excepción de un pequeño grupo que pudo evacuar al Papa Clemente al cercano castillo de Sant Angelo. Para colmo de males, el jefe de la operación militar, el español Carlos de Borbón, murió a causa de un disparo de arcabuz a las puertas del castillo, provocando aún más la anarquía entre la tropa imperial que sembró el pánico y saqueó la Ciudad Eterna durante tres días, hasta que poco a poco la disciplina volvió a imponerse entre la tropa. Solo se salvó del saqueo la biblioteca vaticana.
Enterado el emperador de los sucesos de Roma, sufrió una gran decepción. Su intención era la de hacer sentir al Papa Clemente su poder y exigirle una indemnización por los daños causados a las tropas españolas en Nápoles pero la situación se había ido de las manos y en parte por haber elegido soldados protestantes para la acción. La normalidad volvió a Roma y el Papa también, ya que había huido de Roma. Las relaciones entre el Papa y España se tranquilizaron bastante, hasta tal punto que Clemente VII dejo de atizar a Francia contra España… Al menos públicamente.
Aquel hecho histórico ha pasado a los anales como El Saco de Roma
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